Escribir es llenar folios y romperlos, y al final, quizás, quedarse con alguno.

Tuve la gran suerte de ir a la primera edición del Rural Jazz Workshop. Y, luego, de ir a otras. De hecho, he ido a todas hasta el momento. Suman cinco. Y estoy esperando la siguiente.
Hay que admitirlo: asistir me resulta cansado. Tres horas de coche para llegar. Dos o tres días metido en una casa, trabajando apretado con otra gente, concentrado, viendo lo poco que sé y lo mucho que tengo que estudiar. ¿Por qué repetirlo cinco veces? ¿Por qué quiero una sexta y las siguientes? Creo que es imposible recordar el Rural Jazz como un mal rato; para todos queda como una experiencia maravillosa.
Para mí, un curso de música tiene tres patas: practicar, aprender y divertirme. Lo primero se hace, sí o sí: vas a practicar mucho, rodeado de músicos excelentes. Nadie va a juzgarte; es un taller, y todos estamos viendo motores despanzurrados, cambiando piezas y haciendo reparaciones. Cada uno con lo suyo y, en el fondo, todos con lo mismo.
Vas a aprender. Eso cuesta, siempre; cuando alguien habla de aprender jugando, se le olvida que jugando se suda, que uno se esfuerza, y que si el juego es muy fácil ni siquiera es divertido. El taller tiene un programa pedagógico muy estudiado, para que no puedas irte de allí con las manos vacías. En casa tienes los libros, las grabaciones, el material para trabajar. Pero no tienes profesores como estos, verdaderos artistas, ayudándote específicamente a ti, enseñándote no ya el camino, sino tu camino, contándote todos los secretos de su arte, diciéndote las verdades que necesitas que te digan. En casa no tienes compañeros a los que ayudar, ni compañeros que te ayudarán con todo lo que tengan. No tienes situaciones, directos, retos. Sí, en el taller vas a aprender, y vas a volver a tu casa y a tus materiales con ganas de aprender mucho más y sabiendo por dónde debes empezar.
Y vas a divertirte. Vas a tropezarte a todas horas con gente, en la escalera, en el pasillo, a la mesa; pero es gente rellena de música, y a cada tropezón se le rebosan unas notas. Gente única que vas a guardar en el corazón. Vas a encontrarte un instrumento aquí, otro allá, te sientes donde te sientes y mires donde mires. Cantes lo que cantes, alguien te va a seguir, o va a escucharte. Los momentos de divertimento deberían grabarlos y editarlos en disco. En la mesa te vas a encontrar comida que a veces no te creerás que hayan hecho allí mismo poco antes. La casa te parecerá tu casa, pero en cuanto salgas te quedarás pasmado viendo el paisaje, el río, el pueblo, los caminos, los alrededores, la gente.
Es muy difícil contarlo en pocas palabras. Uno querría tener al menos un momento de magia cada semana de su vida, y de esos momentos en el Rural Jazz Workshop hay docenas, uno tras otro. Lo siento, no hay quien resuma algo así. Y yo he ido cinco veces.

Agustín Cernuda (Guti)

 

VI RURAL JAZZ WORKSHOP · EL ARTE DEL JAZZ A DÚO “ALL INSTRUMENTS”

24/26 MARZO 2016 · Escalada, Burgos

PROFESORES: MAPI QUINTANA Y MARCO MARTÍNEZ

Toda la info aquí: Escalada VI All Instruments

La Triple M © 2016

 

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